jueves, 12 de febrero de 2009

MOJACAR 1927


Puedo decir, como don Antonio Machado, que soy de “donde nací no a la vida sino al amor”, es decir, soy de La Venta de la Rumina, que fue mi casa de infancia y adolescencia, entre la charca del río Aguas y El Duende. Permitidme, por eso, que me rinda un minuto (o dos) a la nostalgia.

Dos veces por semana, venía yo a comprar al almacén del Molino y a por agua a la Fuente árabe de Mojácar, a la de antes. ¡Cómo hecho de menos las piedras auténticas del lavadero! Como no tenía suficiente fuerza para subir los cántaros llenos hasta las aguaderas, siempre pedía ayuda a algún paisano de los que mantenían su tertulia en la Fuente –convertida en segunda plaza del pueblo.

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